"Bechri: Un verano en familia"
En esta segunda entrega de nuestro espacio dedicado a las familias de acogida de niños saharauis tenemos el privilegio de conversar con Ylenia que, junto a su familia, ha abierto las puertas de su hogar y su corazón a Bechri, un encantador y divertido niño de 8 años. Con gran generosidad, nos comparten su experiencia y nos invitan a reflexionar sobre lo que significa acoger a un niño o niña en su hogar.
¿Podríais contarnos cómo comenzó vuestra experiencia de acogida de niños saharauis?
Nuestra experiencia de acogida comenzó decidiendo traer una pequeña saharaui. Con nervios esperamos su llegada, pero recibimos una llamada esa misma mañana de una de las coordinadora de la Asociación Amigos del Pueblo Saharaui del Andévalo, transmitiéndonos que la niña que había sido asignada para disfrutar del verano con nosotros no había volado hacía España.
Posteriormente, nos dan la opción de poder acoger a un niño que venía sin familia española asignada, por lo que no nos lo pensamos y nos trasladamos a Huelva esperando su llegada.
¿Qué os inspiró a participar en este programa?
Acoger a un niño o niña saharaui había rondado nuestros pensamientos en varias ocasiones. Tras tomar contacto con Sara durante un verano, nos animamos a participar en el programa para el verano próximo.
Nos encantaría saber los nombres de los niños y si habeis acogido a más de uno a lo largo de los años.
En nuestro caso, solo hemos acogido a Bechri, un niño que llegó con 8 años desde el campamento de Auserd, dejando a sus padres y dos hermanos en Midjek, para disfrutar de un verano en nuestro pueblo.
¿Podríais describir cómo ha sido la experiencia de convivencia con Bechri?
Desde un primer momento, la experiencia de convivencia ha sido magnífica, ya que tuvimos la suerte de que se adaptó sin ningún tipo de problemas a nuestro día a día.
Podemos recordar, como sin pasar apenas horas con nosotros dejó que le ayudáramos en el aseo, durmió solo en su habitación y no mostró en ningún momento desconfianza ni tristeza, pudiendo así disfrutar de nuestra fantástica Velada, que le encanta divertirse en los coches topes, ya que llegaron el día de antes a la víspera.
¿Cómo ha sido el día a día en casa durante estos veranos compartidos?
La verdad que no podemos tener quejas, como ya he mencionado previamente, desde un principio se adaptó sin dificultad, haciéndonos fácil la convivencia, aunque hay que destacar alguna barrera presente, como es el idioma.
A Bechri, le encantaba dormir y cuando despertaba tomar su Nesquik con galletas, comer las comidas españolas (sobre todo la sopa), excepto el puré; disfrutar de la piscina después de comer junto a Sara, buceando y nadando hasta que se escondía el sol, sin olvidarse de merendar dos helados cada uno, bocadillo de nocilla o variado de fruta; las tardes en el Alivio y las noches en el Paseo, acompañada de diversión y risas junto a sus amigos más mayores.
Pero, aunque lo llamara Kuki o Sara, no salía de casa sin su accesorio imprescindible para las piscinas, sus gafas de bucear, para disfrutar junto a Gonzalo, Daniel y Sara.
Ningún día se despertaba temprano, excepto el día que antes de acostarse había escuchado que al día siguiente había playa … LE ENCANTABA. Y tras un largo día de saltar con las olas y jugar con la arena, Bechri no dejaba que el cansancio acabara con las noches divertidas de Paseo.

Había tardes en las que cambiaba unas risas y una Fanta en el Alivio, por irse con Luis a pasear con la bici y conocer rincones de nuestro pueblo. Tampoco se perdía una partido de CD Zarza, en cuanto lo llamaba José Luis, no dudaba un segundo en ponerse los zapatos de deporte y disfrutar de una tarde en La Laguna junto a otros niños y no tan niños, la cuestión era disfrutar. No había finde de semana que no se acordaran de las ferias de los pueblos cercanos, disfrutando de cada momento en ellas.
No podemos dejar atrás, la ayuda y protección de Sara hacia el niño, como ella le decía, además de la ilusión que les hacía a Sara y Bechri poder salir por la noche y, posteriormente, dormir juntos.
Estaremos ETERNAMENTE AGRADECIDOS, a todas aquellas personas cercanas con las que Bechri ha pasado tiempo o días completos, sin ningún tipo de impedimentos.
Podríais contarnos alguna experiencia o recuerdo personal que haya sido significativo para ustedes o para el niños?
Durante el primer año, sus primeros baños en las piscinas mostraba inseguridad y miedo, agarrándose a la persona que se encontrara más cerca de él.
No obstante, las ganas de disfrutar le podían. Es por ello que nos trasladamos junto a Ahmed, Sara, Amaya y los demás niños saharauis de la provincia de Huelva, hacia el Aquopolis de Cartaya.
Allí, a pesar de sus miedos, no podía dejar atrás ninguna atracción, teniéndole que ayudar el socorrista a salir de las piscinas después de tirarse de los toboganes, pero eso no era impedimento para seguir disfrutando de cada uno de estos.
También mencionar su pasión por las motos, por lo que tuvo el placer de disfrutar montándose y paseando con Antonio, desprendiendo felicidad en su cara.
Un día para recordar en el segundo verano de Bechri con nosotros, fue la noche de la lluvia de estrellas. Esa misma tarde, le dijimos que teníamos una sorpresa para por la noche, por lo que sus nervios e incertidumbre hicieron que tuviéramos que enseñarle un vídeo. Por la noche, junto a Sara y sus amigos mayores nos desplazamos hacia un mirador de la Corta, para poder observarlas tumbados mirando al cielo.Al ver las primeras estrellas fugaces con emoción, no aguantaron tumbados, levantándose con un salto y gritos cada vez que veían una pasar.
En alguna que otra ocasión, Sara y Bechri han sido un poco traviesos, aprovechando cualquier momento oportuno para abandonar el parque e irse como dos bichitos sin hacer ruido al Alivio, que sabían que sus amigos mayores estaban allí.
El disfrute siempre está asegurado. Otra de las vivencias este año, ha sido la visita a Isla Mágica junto a Ana, José Javier y su amiga Sara, viniendo asombrado de todo lo que había visto y disfrutado en el parque.
¿Qué desafíos habeis encontrado durante estos años de acogida?
Durante estos dos años de acogida, el principal y mayor desafío ha sido el idioma, para poder comunicarnos con Bechri y, por supuesto, que él pudiese entendernos, comprendernos y comunicarse con nosotros.
Tras la llegada de Bechri, leemos la carta que nos manda su familia en agradecimiento, en la cual refleja sus números de teléfono para poder conocernos y mantener el contacto.
Sin embargo, hay que destacar la dificultad para poder comunicarnos con su familia, debido a que sus padres no hablan español. Es por ello, que para poder conversar y compartir experiencias con sus padres y hermanos, teníamos que hacerlo a través de una prima del niño, al ser la única junto a su hermana que hablaba español.
No podemos cerrar esta pregunta sin mencionar la imprescindible ayuda de Sara, traduciendo para favorecer el entendimiento de Bechri.
A pesar de las experiencias positivas, ¿hubo retos culturales, emocionales o logísticos?
En nuestro caso, no hubo retos culturales. Podemos destacar los emocionales, pues en ocasiones debido a la dificultad con el idioma, se frustraba y lo expresaba mediante llanto y cabezonería.
¿Mantenéis contacto con los niños o sus familias después de que regresan a los campamentos saharauis?. ¿Cómo es relación con ellos una vez que regresan a los campamentos?
Sí, mantenemos contacto tanto con los niños como con sus familias a través de videollamada de WhatsApp.
Una vez que están en los campamentos, al disponer de nuestro número de teléfono, nos ponemos en contacto frecuentemente. Además, tenemos la oportunidad de hacerles llegar paquetes, por lo que en fechas como en su cumpleaños, los hacemos más felices enviándoles todos los preparativos necesarios, regalos y, por supuesto, su tarta de cumpleaños, que aunque allí no se celebren, solo hay que ver sus caras de felicidad ese día.
¿Cómo veis el futuro de estos programas de acogida? ¿Creen que se les da la visibilidad y el apoyo necesarios?
Personalmente, consideramos que estos programas de acogida tienen poco futuro, ya que la juventud cada vez quiere menos responsabilidades y, las generaciones más mayores, no pueden hacerse cargo de todo lo que ello conlleva.
Es algo en lo que te inicias por decisión propia, pero es una gran responsabilidad.
Pensamos que no se les da la visibilidad y apoyo necesario, ya que muchas familias no son conocedoras de estos programas y, en ocasiones, lo conocen, pero por miedo o falta de recursos no pueden acceder a ellos, ya que del viaje de estos pequeños se hace cargo la familia de acogida.
Y ya por último, ¿Qué les diríais a otras familias que están considerando participar en un programa de acogida como este?
No dudaría en animarlas, porque a pesar de ser una gran responsabilidad, es muy gratificante ver sus caras de felicidad con cada detalle.
El primer año, puede ser más complicado por dificultades de adaptación, pero su AMOR Y CARIÑO lo compensa todo.
Es muy satisfactorio ver como disfrutan de un verano alejados de las altas temperaturas y, a pesar de, sus escasos recursos y de un viaje agotador, están deseando llegar para repartir sus regalos y comenzar a disfrutar.
Solo piensan en disfrutar, sin importarles el cansancio.
La peor parte, llega cuando el verano va llegando a su fin y comienzan las despedidas, pero una vez montados en el autobús y su maleta cargada, se van FELICES, llenos de recuerdos y momentos para compartir con sus familias, que los esperan un año más en los campamentos.
Como familia de acogida, nos quedamos con todas sus sonrisas regaladas, cariño y momentos compartidos, siendo una etapa de su vida que nunca olvidarán
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