"Patricia Chapela: Geografía, Historia y Poesía del Paisaje

Hoy entrevistamos a Patricia Chapela Cabrera, a quien le hemos pedido que nos escriba una breve reseña a modo de presentación:

"Nací en Huelva el 10 de abril de 1974. A los 5 años de edad, mi padre fallece y mi madre se traslada a vivir con mis abuelos, ambos de La Zarza. Desde muy niña, mi infancia estuvo rodeada por una familia extensa, mis abuelos, mi bisabuela Manuela “La Panera” y mi madre, junto a mis hermanos. Siempre, a pesar de vivir en Huelva, el pueblo se hizo presente en mi casa. El pueblo y la mina. Mi abuelo, más concretamente, lo recordaba constantemente. Él había sido minero en Algaida y, aún con el paso de los años, nombraba los accidentes, los chascarrillos, los momentos de taberna y vino, en definitiva, la vida en el pueblo. Además, tomaba mucho protagonismo los recuerdos en torno al huerto que, mi madre, se ha encargado de contarnos una y otra vez. Cuando fui creciendo y me hice consciente de mi pertenencia a este lugar, fue cuando sentí un deseo irrefrenable de saber más"


Patricia, es un placer tenerte con nosotros. Sabemos que tienes raíces zarceñas y una casita en La Zarza-Perrunal.  Cuéntanos algo de tu familia y recuerdos de tu infancia en el pueblo.

        El placer es mío, José María. Muchas gracias por invitarme.

       Mis raíces me vienen por parte de madre. Ella nació en las calles Málaga y, mis abuelos, bisabuelos y tatarabuelos eran de aquí. En mi casa, a pesar de estar viviendo en la ciudad (Huelva), el pueblo siempre ha estado presente. La última persona de mi familia que mantuvo su casa en el pueblo fue mi bisabuela Manuela. Ella vivía en la Calle Madrid, junto a sus vecinas Águeda y Mariquita Ramón. A las dos las recuerdo con nitidez. Cuando veníamos al pueblo siendo muy niños, este lugar se convertía para mi en un sinónimo de libertad, de vida y de alegría. Aquí no existían los peligros de la ciudad y podíamos ir solos a Carrorro, a la Fuente La Pipa, a casa de las vecinas de mi abuela o a recoger agua al pozo de la Peregrina. Todo se convertía en una aventura y en un desafío al mismo tiempo, pero, sin duda, lo que más recuerdo es el arrope que sentía en el cuarto minero de mi abuela. Éramos muchos y todos cabíamos. Era un tiempo en el que nadie se preguntaba por la felicidad, porque no importaba

¿Qué representa para ti éste lugar en lo personal y profesional?

Este lugar siempre ha estado en mi parte más emocional. Desde que se vendió la casa de mi “abuela vieja”, que era como llamaba a mi bisabuela Manuela, mi deseo ha sido el de volver aquí y reencontrarme con mis raíces. Hoy es una realidad que me hace muy feliz.

En los años en los que no tuve casa aquí, siempre volvía a pasar el día o, incluso, alquilaba algún cuarto para pasar los escasos fines de semana que podía. Sin duda, aquella sensación de libertad que experimentaba siendo niña, volvía a mí. Es cierto que, al haber pasado muchos años, nunca pensé que hubiera tantas personas que pudieran reconocerme y ha sido una grata sorpresa que muchas personas mayores del pueblo, me hayan saludado y recordado a los míos. Aquí me reconozco y me reconocen y es cuando toma más sentido la palabra identidad.

En cuanto a lo profesional, siempre me pareció que la historia de estos lugares mineros no era menor y, sobre todo, su belleza. Estaba tan convencida de ello que arriesgué a montar una empresa de actividades culturales donde se ofertaban itinerarios mineros. Y digo arriesgué, porque de la cultura es muy difícil vivir, pero aún así, a mi me ha servido como una experiencia profesional magnífica. Lo volvería a hacer mil veces, aunque nunca pude vivir sólo de la iniciativa

¿Puedes hablarnos de tu trayectoria profesional?

 Me licencié en Geografía e Historia en la Universidad de Huelva. Cuando terminé, seguí realizando estudios superiores y, la verdad, aun no he parado de estudiar desde entonces. Soy Doctora en Historia y Humanidades por la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) y Magister en Análisis Geográfico Regional (UHU). Todos mis estudios, hasta el día de hoy, se han centrado en la minería como piedra angular sobre la que se apoyan una variedad extensa de conocimientos relacionados con disciplinas como la Historia, la Geografía, la Antropología e, incluso, el Arte. Pero, de todos los elementos visibles en el territorio, estoy especializada en la lectura del paisaje. Es una de las disciplinas geográficas a la que le he dedicado mis últimas investigaciones

        Mi trayectoria profesional está vinculada, mayoritariamente, a la comarca del Condado, pues desde el año 2000 trabajo como personal técnico en la Mancomunidad de Desarrollo Condado de Huelva. Dado mis largos años en la entidad, he ocupado diferentes puestos técnicos, pero desde hace tres años, soy la técnica responsable de los archivos mancomunados ejerciendo la profesión de archivera de zona. En cuanto a la comarca del Andévalo, mis lazos sentimentales y emocionales con la misma a la que se unen mis estudios principales, me han permitido dedicarme de una manera complementaria a ella, pues nunca he querido dejarla atrás. Por ello, a pesar de las dificultades laborales que existen en la comarca, fundé la empresa A Cielo Abierto en el año 2013, vinculada a la gestión cultural en las zonas mineras de Tharsis y La Zarza

Tu empresa 'A Cielo Abierto' ha sido clave en la dinamización cultural y patrimonial de la comarca. ¿Cómo surgió la idea de crear esta iniciativa y qué impacto has observado en la comunidad local?

          Pues me alegro que me hagas esta pregunta, José María. 

Cuando terminé mis estudios en la Universidad lo primero que hice fue sacar el carnet de conducir para poder investigar en las áreas mineras de Huelva. La mina había ejercido en mí un potente atractivo que siempre quise descubrir. Por ello, comencé muy pronto a querer saber más de todos los aspectos que estaban vinculados a ella. En 2013, animada por los compañeros y amigos de la empresa Platalea, comencé a gestionar visitas en la zona. Las personas que venían en esos grupos o, al menos muchas de ellas, tenían una visión negativa de la mina. Así que, mi primera propuesta u objetivo, fue cambiar esa visión. Creo que cuando se cuenta la historia que hay detrás de cada piedra, cada edificio o cada corta, las personas cambian sus gafas de ver el territorio. Se vuelve más amable, más interesante y más fundamental para entender la historia. Esa ha sido mi visión en mi proyecto. 
   
        Localmente, me atrevería a afirmar que, poco a poco, y sin grandes pretensiones, la toma de conciencia ha ido calando. Aun queda mucho trabajo por hacer y, cierto es, que me he podido dedicar a ello de una manera complementaria y realizando un doble esfuerzo por compaginar mi vida laboral y familiar, pero creo que, aunque levemente, se ha visto este proyecto como algo positivo y dinámico para el territorio, pero sobre todo, ha supuesto que podamos sentir que somos importante para entender la historia en otras escalas geográficas que van más allá de lo local.

Actualmente, A Cielo Abierto es el departamento especializado en patrimonio industrial dentro de la empresa Platalea, ya que no he podido dedicar el 100% del tiempo a esta ocupación. No obstante, seguimos activos y realizando y colaborando con administraciones y  entidades del territorio para la generación de patrimonio

https://www.platalea.com/patrimonio-industrial-a-cielo-abierto/

                    


Hace unos años fuiste  pregonera de Santa Bárbara, nuestra patrona, ¿cómo viviste esa experiencia tan especial? ¿Qué significado tiene para ti esta festividad en el contexto de La Zarza-Perrunal y su patrimonio minero?

          Cuando me encomendaron la tarea de pregonera de las fiestas, no podía creerlo. Sentí una enorme alegría - lo cual agradezco a la corporación municipal de aquel momento-, pero también una enorme responsabilidad que me tuvo dos semanas sin coger el sueño. El pregón fue una declaración de intenciones, sin duda. Mi intención de seguir vinculándome más allá de mi tarea profesional, de seguir aportando mi grano de arena para dar a conocer este lugar y seguir contagiando amor a las cosas y al territorio. Fue, además, uno de los momentos más especiales que he vivido. Mi familia, la cual estuvo desde el principio apoyándome y, sobre todo, el orgullo de mi madre que se había encargado siempre de contagiar el amor por su pueblo, fueron un fuerte acicate para llevar adelante la encomienda. Sólo puedo decirte que para mí supuso un reencuentro con las cosas que importan, y creo que eso lo resume todo.

          Nuestras fiestas son diferentes a todas. Tienen como eje central y vertebrador nuestra pertenencia a la mina. Es una fiesta de agradecimiento por seguir vivos. Es una fiesta de la colectividad y, si me apuras, de una fuerte identidad comunitaria donde estamos todos, los que están y los que se han ido. Es, al mismo tiempo, una encomienda, una solicitud de protección y gratitud a la Santa y, por supuesto, un patrimonio inmaterial de primera magnitud.

Actualmente, ¿en qué proyectos profesionales estás trabajando? ¿Cómo se relacionan con tus intereses en patrimonio, turismo y cultura?

En la actualidad, mis ocupaciones actuales me dejan poco tiempo para la gestión cultural. Mi trabajo a diario como archivera de zona y mi vinculación como docente a la Universidad de Huelva en el Aula de la Experiencia, me dejan poco tiempo para el descanso. Creo que mi labor es abrir puertas, dejar que otros pasen y sigan los pasos, al menos, es lo que deseo. Obviamente, mi vinculación con la gestión cultural no la he dejado, pero a veces es necesario parar un poco y tomar oxígeno. En esta etapa, disfruto del pueblo desde lo personal, recorriendo sus espacios, reencontrándome con las personas y sintiendo que formo parte de la comunidad.

Como miembro de la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero, ¿qué te motivó a centrarte en la protección del patrimonio minero, especialmente en una región tan cercana a tus raíces?

Pues creo que en la pregunta, va la respuesta: Mis raíces. Son esas mismas las que me han impulsado todo el tiempo a seguir y a creer que este espacio no ha sido lo suficientemente valorado ni querido. Gracias a mi pertenencia a SEDPGYM, he participado en diferentes foros científicos (Madrid, Cuba, Valencia, La Rioja…) donde he hablado de mis lugares. Mi labor como ponente en estos espacios de reflexión y puesta en común, ha sido manifestar los importantes recursos patrimoniales que tenemos en el territorio y lo desconocidos que, aun hoy, siguen siendo para la mayoría. De hecho, gracias a esta labor, algunos de sus miembros más importantes se han desplazado hasta aquí y conocieron la mina in situ. Eso supuso la pertenencia del proyecto A Cielo Abierto a la Red de Geoparques Nacionales.

Por otro lado, la labor de difusión atrajo también a la televisión autonómica a realizar un programa específico sobre La Zarza-Perrunal. Creo que esos pequeños pasos son lo que hay que seguir dando para que, no sólo vengan personas a conocer el pueblo, sino para que despierte la curiosidad de distintos perfiles profesionales que quieran trabajar por y para el patrimonio.

Tienes una visión clara de cómo la cultura puede ser una estrategia de desarrollo para los territorios. ¿Qué futuro cultural imaginas para La Zarza-Perrunal y cómo puede contribuir al desarrollo de la comarca?

          Siempre he creído firmemente que la estrategia cultural es una de las piezas fundamentales para el desarrollo rural. En el paradigma cultural se encuentran muchas acciones que, de alguna manera, son un revulsivo económico, social y psicológico. Cuando se promueve el turismo cultural, alejado del turismo depredador, se está realizando una labor de dar a conocer y de promover el respeto y el cuidado del paisaje y de todo lo que contiene. Por experiencia, el turismo cultural es el más saludable y, además, suele tener una capacidad de gasto mayor, con lo cual genera una economía de escala que es muy beneficiosa para el territorio. 

       Creo, firmemente, que cuando un espacio es valorado y querido, sus habitantes se preocupan más por su conservación y protección. Y eso incluye el cuidado de las zonas comunes, la eliminación del pasto en las calles, el encalado de todos los edificios, la regeneración de los espacios verdes, el cuidado de los edificios históricos, la señalización de los lugares de interés y la dotación de contenidos a los espacios susceptibles de musealización. Sin duda, pueden parecer muchas cosas, pero tengo tanto convencimiento sobre el ingente patrimonio que, de forma general, posee la comarca del Andévalo que, sin duda, creo que estamos en ante un reto apasionante y enriquecedor para el desarrollo de esta comarca que tiene pendiente su despegue y consolidación como destino.

Además de tu labor en patrimonio y turismo, también eres escritora y poeta. ¿Cómo ha influido la tranquilidad y el entorno de La Zarza-Perrunal en tu creación literaria?

            Pues más que la tranquilidad, ha sido el re-conocimiento de mí misma. Es decir, hallar mi propia pertenencia a este lugar fue un revulsivo para la motivación y la generación de poemas dedicados a muchos de los lugares que han sido relevantes en mi vida y en la vida de los míos. No en vano, la portada de mi libro es una magnífica fotografía de Carmen Chaguaceda que, muy amablemente, me cedió. Ella la realizó en la bocamina del pozo nº5 o Algaida -como todos conocemos-, y cuando la vi, supe que no sólo sería la imagen de la portada, sino el título del libro “Contramina”. En esta elección, sentí que había una metáfora muy acertada entre lo que supone la contramina y lo que llevaba dentro. Al fin y al cabo, mis poemas destilaban mi interior; vivencias, afectos, olvidos, alegría y pena. Y, todos ellos, forman parte indeleble de mi mundo interior, es decir, de mi propia contramina.


Has participado en varias antologías poéticas y proyectos literarios. ¿Hay algún proyecto literario actual que te gustaría compartir con nosotros?

           En este momento tengo dos proyectos literarios; un libro de poemas “Paisaje de Incertidumbre” que, en consonancia con su nombre, me plantea una incertidumbre sacarlo o no, y, por ello, no tengo ninguna urgencia en hacerlo. Y, desde hace varios años, una novela que retrata varias generaciones de mujeres mineras. Sin embargo, ninguno son futuras publicaciones a corto plazo. El libro de poemas sí está terminado, pero la novela es algo que sólo retomo en momentos puntuales y, como se suele decir, es harina de otro costal. Creo que, si nunca la publicara, la dejaría -casi- como un diario personal a mi hija, donde descubriría la fortaleza femenina que supone pertenecer a la mina.

La Zarza-Perrunal es una comunidad pequeña, pero con una gran historia. ¿Qué papel crees que deben jugar los vecinos en la preservación y promoción de su patrimonio cultural y natural?

           Pues, precisamente, los vecinos y las vecinas tienen el papel más importante de todos. Incluso, por encima de las propias administraciones, porque el cuidado de los lugares reside en quienes los habitan. Además, el efecto dominó que genera el patrimonio, es tan importante que, una vez que se ama, se cuida y se protege, se pone en marcha un mecanismo de orgullo, pertenencia y reafirmación con profundos efectos positivos en la población. De hecho, no podemos amar lo que no conocemos, y, por ello, creo que las sensaciones que generan en las personas la belleza de los espacios repercuten, incluso, en los estados anímicos.  Por tanto, la sensibilización, la concienciación y la comprensión son las armas más poderosas para la transformación y la dinamización cultural. Y, a ello, se une el conocimiento. No se trata de quedarse en lo anecdótico, sino de saber qué papel hemos ocupado como sociedad a lo largo de la historia.

Finalmente, como alguien con profundas raíces en la zona y pregonera de Santa Bárbara, ¿qué mensaje te gustaría dar a los vecinos de La Zarza-Perrunal sobre la importancia de valorar y cuidar su patrimonio?

            Hay una canción de Extremoduro -grupo al que sigo hace años- que dice así: “ama, ama y ensancha el alma”. Creo que, sobre el patrimonio, no cabe otra cuestión que amarlo. Porque cuando eso se produce y se hace desde el sentimiento más profundo, se comparte al mundo. Se muestra y se exhibe, su blande y se eleva y, finalmente, se produce el milagro. Al menos, yo confío en ello plenamente. Acciones como las que llevan vuestra asociación y otras asociaciones del pueblo, son fundamentales. Nada cae en saco roto. Todo suma y todo ha de ir en la misma dirección. De hecho, creo que eso coincidimos plenamente. Las repoblaciones llevadas a cabo, por ejemplo, están generando patrimonio natural. La publicación e investigación de nuestro vecino, Francisco Manuel Núñez, que, además, ha sido premio Díaz Hierro, es un avance fundamental que también va en esa misma dirección. Y cualquier acción que se emprenda desde la administración local, provincial y autonómica, es fundamental. A veces, o, muchas veces, nos gustaría que fueran más, pero ya sabemos cómo funciona estas cosas y que son muy poco a poco. Es decir, y sin pretensión de destacar lo de unos por encima de lo de otros, creo que al final las voluntades han de unirse para compartir la pasión de preservar la memoria frente al olvido o de conservar el patrimonio material frente al expolio. Esa es la única dirección posible.

Patricia, muchísimas gracias por tu tiempo y por compartir con nosotros tu visión y experiencia. Es un orgullo para nuestra comunidad contar con alguien tan comprometida con la cultura, el patrimonio y el desarrollo local. Estamos seguros de que tu trabajo seguirá inspirando a muchos en La Zarza-Perrunal y más allá. ¡Te deseamos lo mejor en tus futuros proyectos! Nos vemos por La Zarza.....

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